Aquí van unas cuantas imágenes para vosotros :)
Tras el frenesí profesional de 1985, hay un año en el que no participa en ninguna película (¿¿estaría haciendo la mili??, durante el rodaje de Sé infiel y no mires con quien aparece con el pelo corto debido a ésto), y reaparece en 1987 con sólo un breve cameo para La estanquera de Vallecas. En 1988, el mismo año de su fallecimiento, todavía tiene un pequeño papel en la comedia El juego más divertido.
Pero Pirri no estaba contento con su vida. Estaba enganchado a la heroína (según sospechas de Gonzalo Goicoechea durante el rodaje de La mujer del Ministro) desde que tenía 16 años. No era más que un crío, pero el error ya no tuvo marcha atrás; la caída al infierno fue lenta pero inexorable.
Su pandilla del barrio colaboró activamente en su hundimiento, sea por envidia o por maldad. Los que le apreciaban (su abuela, Gonzalo, Tola...) lo advirtieron e intentaron persuadirle y animarle para que dejara las compañías que le perjudicaban. Gonzalo Goicoechea conoció a uno de ellos (comentó de él que "tenía mirada asesina"), que además fue el protagonista de muchos de los primeros planos de chutes en vena en El Pico, trabajo por el que, naturalmente, cobró.
Con el mono llegaron también los líos con la policía y los delitos. Llegó al punto de robar lo poco que entraba en casa, para desesperación de su abuela. En total, acumuló cinco detenciones. Además solía protestar cuando los guardias lo detenían y ello le acarreó todavía más problemas. El último incidente acaeció el 5 de julio de 1987, cuando en confuso suceso un amigo de los denominados "malas compañías" y él, presuntamente, pidieron a dos jóvenes en el metro que les dieran lo que llevaban encima. Otro pasajero avisó a los guardias jurado, y cuando se presentaron su amigo consiguió escabullirse. A Pirri no le encontraron nada de lo robado encima, e iba desarmado, pero parece que insultó a uno de los guardias jurado, y por ello le pegaron. Estuvo en la comisaría de Tetuán durante 24 horas, durante las cuales, muy decaído, intentó cortarse las venas con el cristal de unas gafas. Tras declarar ante el juez, se ordenó que ingresara en Carabanchel, y en este punto las noticias de la época son imprecisas; algunas dicen que estuvo 15 días en prisión, otras que tres meses. Me pregunto si quizás estaba bajo fianza y hasta que ésta fue depositada, estuvo internado 15 días de los tres meses que podrían haber sido de no haber conseguido reunirla.
Su menor presencia en la gran pantalla su último año de vida no conllevó su desaparición en los medios, muy al contrario: participó en radio (Toladiario) y en televisión, con el fallecido García Tola, de lo que se recuerdan principalmente sus personalísimas críticas de cine en Querido Pirulí (era él, tal cual, hablando en argot callejero sobre las películas de cartelera). Sólo he encontrado un brevísimo corte que hay en Youtube y que os pincho a continuación. A estas alturas, al fin había ido al dentista y se había colocado la pala que le faltaba desde que tenía (como mínimo) doce años. Al menos, en La Estanquera de Vallecas, El juego más divertido y Sé infiel y no mires con quien aparece con todos los dientes.
Era consciente de que tenía un problema, y en varias entrevistas de la época reitera su necesidad de tener un trabajo "
Lo que quiero es tener un trabajo, ¿me entiendes?; eso es lo que quiero. Tener algo de dinero para no estar en la calle todo el día. Porque cuando andas por ahí vas y te metes en lo que no quieres." El caso es que al poco de esta última detención conoció a Charo, una peluquera de 20 años, y su actitud cambió. En ese último año no volvió a delinquir ni meterse en problemas. Por aquella época Tola y su equipo advirtieron que el chaval llevaba rozaduras en los pies y las zapatillas destrozadas: la razón era que todos los días hacía andando el recorrido desde su casa en San Blas a los estudios de la cadena Ser, en la Gran Vía, para "hacer tiempo y no pensar en otras cosas". Le ofrecieron grabar un anuncio contra la droga, y él decía que desde que conoció a su chica lo había dejado. Estaba deseando comprarse una moto para "
quitarse de la calle y moverse con su pibita". Pasaba en el barrio el menor tiempo posible, ya que la policía lo paraba a menudo (ya lo conocían, y hay que recordar que por el mero hecho de ser sospechoso, en aquella época todavía podían retenerte en comisaría dos o tres días sin darte ninguna explicación, y con unos cuantos golpes de regalo), y se iba a Fuencarral, donde vivía Charo.
Se le ve una notable diferencia física entre las películas rodadas en 1985 y
La estanquera de Vallecas o
El juego más divertido. No es sólo que fuera ¡al fin! al dentista, si no que deja de ser un esqueleto ambulante y coge unos cuantos kilos. Su abuela también comenta que está muy bien, que ya no se droga. Él mismo declara para El País Semanal:
"Desde pequeñito empecé a probarlo. Luego, sin darte cuenta, estás enganchado. Hasta que vi que eso no era plan. Estaba hecho polvo y me encontraba fatal. Y luego, mis abuelos, siempre amargados, siempre sufriendo por mí. Todo lo contrario a lo que veo ahora. Es que la droga te guía todo. No eres persona. Quien esté en esto y diga que es persona, miente".
Puede que bajara el ritmo, pero probablemente no lo había dejado del todo. Tras su muerte, Charo declara que todavía estaba enganchado. En la mañana del 10 de mayo de 1988, un conductor avisó de que en la carretera de Vicálvaro a San Blas, en un descampado junto a una gasolinera, estaba tirado el cuerpo de un muchacho. Estaba lleno de arañazos y golpes. La jeringa todavía le colgaba del brazo, y tenía una papelina de heroína en la mano y un par más sobre el pecho. Se reclama una investigación, ya que las circunstancias son como mínimo sospechosas. Eloy de la Iglesia exige que se investigue su muerte en un periódico. Sus allegados no se creen que haya muerto por sobredosis, y menos en el estado en que se hallaba su cuerpo y tras la notable mejoría que había conseguido durante su último año.
Pero la investigación quedó sin concluir, y la versión de la policía fue que Pirri murió la noche del 9 de mayo en algún tugurio, o en la casa de algún amigo, y muerto o medio muerto, lo trasladaron al descampado donde fue encontrado y lo dejaron allí tirado. La autopsia reveló que no murió de sobredosis, como se dijo en un principio, si no por una dosis adulterada que le produjo un fallo respiratorio. Tenía tan solo 23 años; vivió, como reza la película de Saura "
Deprisa, deprisa". El juicio de la detención de julio del año anterior estaba a punto de salir, y la fiscalía pedía para él dos años de cárcel.
José Luis Fernádez "
El Pirri", para todo aquel que quiera visitarlo, está enterrado en el Cementerio Sur de Madrid, Sección 4, letra A, número 231.
Descanse en paz uno de los más auténticos, más luminosos y más divertidos actores que ha dado el cine español.
(Y si te perdiste la primera parte, pincha
aquí)